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Fecha de publicación: 01-02-2018

Comunicado: Tus cosméticos son seguros ¡Que no te confundan!

Fecha de publicación: 01-02-2018

Durante los últimos años, los medios de comunicación han publicado artículos abordando temas cosméticos con textos alarmistas sobre sustancias nocivas para nuestro organismo empleadas en los cosméticos, enumerando listas de ingredientes catalogados como “tóxicos” o ensalzando las bondades de “lo natural” frente a cualquier ingrediente químico. A ello se suman los estudios publicados sobre la presencia de ciertos ingredientes en marcas cosméticas considerados perjudiciales, estudios que carecen de transparencia en su metodología y que no publican los detalles técnicos imprescindibles para verificar sus resultados.


Desde la Sociedad Española de Químicos Cosméticos (SEQC) queremos manifestar nuestra preocupación ante la publicación de este tipo de artículos que recogen informaciones y opiniones que pueden generar confusión entre los consumidores de productos cosméticos suponiendo, además, un impacto negativo para la credibilidad de nuestro sector. La SEQC se fundó hace 60 años, agrupa a profesionales y científicos que trabajan en la industria cosmética y tiene como objetivo promocionar el desarrollo de la ciencia y la tecnología cosmética mediante la formación, la divulgación y la colaboración con otras entidades. Como expertos, queremos ofrecer una visión objetiva y rigurosa de la realidad actual de la industria y la ciencia cosmética.


Los productos cosméticos comercializados con el reclamo natural u orgánico no tienen por qué ser más saludables y no significa que estén exentos de química. Lo natural y lo cercano se está posicionando en nuestras vidas como símbolo de lo auténtico y lo asociamos a algo bueno para nosotros. Pero se trata de una percepción psicológica más que de una realidad. Lo natural es también químico y también puede contener sustancias tóxicas. Por supuesto que un producto completamente natural puede tener una actividad tan buena como otro creado en el laboratorio. Lo que es crucial es que la calidad de los productos, sean del origen que sean, no contenga una cantidad peligrosa de excipientes, impurezas o aditivos. Y que todos los ingredientes utilizados en las fórmulas sean evaluados en función de su actividad cosmética y sus posibles efectos secundarios cuando se usan tal como especifica el modo de empleo o en un uso razonablemente previsible del producto cosmético. Esto se estudia, caso por caso, a través de la evaluación de la seguridad que cada producto cosmético debe tener.


El Reglamento Europeo Nº 1223/2009, de obligado cumplimiento por los estados miembros, regula todo lo relacionado con los productos cosméticos: los ingredientes, su seguridad, sus concentraciones, limitaciones, etc. El Scientific Committee on Consumer Safety (SCCS) evalúa cada uno de los ingredientes que se sospecha puedan ser tóxicos, y determina su seguridad basándose en un conjunto de parámetros objetivos, como su peligrosidad, la capacidad de penetración a través de la piel o el nivel de exposición en las condiciones razonables de uso. A nivel español, la regulación de los productos cosméticos depende de la Agencia Española del Medicamento (AEMPS), autoridad sanitaria compuesta por numerosos profesionales técnicos que velan por el cumplimiento de la normativa vigente.


El nivel regulatorio y el control son cada vez más estrictos y exigentes, facilitando que los consumidores encuentren en el mercado productos mucho más seguros y de mejor calidad. Los cosméticos naturales tienen que cumplir con el mismo reglamento y control sobre su composición que los ingredientes sintéticos. En los próximos años la regulación irá avanzando, haciendo hincapié, entre otras cosas, sobre los claims y sostenibilidad de ingredientes y procesos.


En la actualidad, los cosméticos son considerados como una de las categorías susceptibles de regulación de menor riesgo sanitario. El mayor riesgo existe en lo desconocido. No se puede controlar las falsificaciones o productos importados ilegalmente de otros países donde la normativa aplicable es menos estricta, ya que estos quedan fuera de nuestras normas.

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